Los pies son una de las extremidades del cuerpo humano que más ha evolucionado en nuestra anatomía y que nos diferencia del resto de las especies. Esta parte de nuestro cuerpo es una de las que más sufre y la que menos cuidamos, sólo nos acordamos cuando nos duelen.

Tienen varias funciones, entre ellas, destacan dos: soportar el peso del cuerpo y proporcionar estabilidad para ayudarnos a permanecer de pie y a caminar; sin olvidar otras muchas actividades que realizamos gracias a ellos como: nadar, bucear, saltar, pasear, correr, escalar… La mayoría de las veces realizamos estas funciones o aficiones  sobre terrenos muy duros -como caminar sobre el asfalto de las ciudades- dejando que nuestros pies sufran si no llevamos un buen calzado como aislante.

Seguro que nunca te has parado a pensar en la constitución de nuestros pies. Ellos son fuertes y flexibles, toda una obra de ingeniería. ¿Sabías que están formados por: 26 huesos, 107 ligamentos, 33 articulaciones, 20 músculos y más de 7.200 terminaciones nerviosas?

Esta estructura se subdivide principalmente en:

Retropié: compuesto por el astrágalo y el calcáneo o talón.

Parte media: formada por los huesos cuboide, navicular, y tres   huesos cuneiformes que constituyen el arco del pie.

Antepié: constituido por cinco huesecillo llamados metatarsianos y las falanges de los dedos.

Los pies nos acompañan a dar cada paso a lo largo de nuestra vida y hay que cuidarlos para que nuestro aparato locomotor funcione perfectamente. Muchas veces nos duele la espalda, las caderas o las rodillas y no identificamos de dónde vienen esas dolencias. Apoyar mal el pie o andar de una forma incorrecta con el tiempo pueden producirnos todos esos dolores por eso debemos cuidarlos llevando un calzado apropiado, lavándolos y dándoles crema diariamente además de visitando al podólogo cada 6 meses para prevenir patologías…