Este otoño relucen todos los escaparates de las zapaterías con sus diferentes modelos acharolados.
Algunas de las características que definen a este material son: elegancia, sofisticación, sutileza y delicadeza.
Por este motivo, debemos cuidar y limpiar muy bien nuestros zapatos para que brillen como el primer día.
Algodón, leche y una gamuza o paño limpio son las herramientas que necesitamos para nutrir bien el charol de nuestros zapatos. Primero les quitaremos el polvo pasando un suave paño.
Posteriormente, frotaremos poco a poco la superficie de nuestro zapato con un trocito de algodón humedecido en leche. ¡Y vualá! Los zapatos parecerán nuevos.